La fe en Dios
reduce
los síntomas de la depresión
Los depresivos creyentes son un 75% más propicios a responder a los
medicamentos que los no creyentes
La fe en un Dios compasivo refuerza el poder curativo de los
antidepresivos, sugiere un estudio realizado con 136 personas diagnosticadas
con depresión, a las que se les suministraron medicamentos, al tiempo que se
evaluó su grado de religiosidad. Aquéllos que tenían fe en Dios respondieron
mucho mejor al tratamiento que el resto de los pacientes. Este hecho, según los
científicos, debería ser considerado a la hora de planificar la mejor atención
médica posible para este tipo de enfermos. Por Yaiza Martínez.
Creer en Dios ayuda a curar la depresión, sugiere un estudio reciente
realizado por investigadores del Rush University Medical Center de Chicago, en
Estados Unidos.
La depresión es un trastorno del estado de ánimo que se presenta como
abatimiento e infelicidad transitorios o permanentes.
Los síntomas de esta enfermedad afectan principalmente a la esfera
afectiva: la tristeza patológica, el decaimiento, la irritabilidad o un trastorno
del humor que puede disminuir el rendimiento en el trabajo o limitar la
actividad vital habitual, independientemente de que su causa sea conocida o
desconocida.
Asimismo, la depresión también puede expresarse a través de afecciones
de tipo cognitivo, volitivo e incluso somático.
Evaluación de la enfermedad
El estudio realizado ha revelado que las creencias religiosas protegen
contra estos síntomas, y también que mejoran la respuesta de las personas
depresivas a los tratamientos médicos contra la enfermedad.
La investigación fue realizada con pacientes diagnosticados de
depresión clínica, es decir, con personas que padecían un estado extremo de la
depresión, caracterizado por una tristeza, una melancolía y un sentimiento de
vacío tan intensos que pueden llegar a ser destructivos para el enfermo.
Según publica el Rush University Medical Center en un comunicado, en
total fueron estudiados 136 adultos. Algunos de ellos estaban recibiendo
atención psiquiátrica externa, mientras que otros permanecían ingresados en el
hospital para su cuidado.
Estos pacientes fueron evaluados poco después de ser admitidos para su
tratamiento y ocho semanas después de que dicho tratamiento empezase.
Para esta evaluación se emplearon el Inventario de Depresión de Beck
(cuestionario que calcula el grado de depresión que pueda tener una persona),
la Escala de Desesperanza de Beck (con el que se valora el grado de
desesperanza de los individuos, es decir, su actitud hacia las expectativas
futuras) y una Escala de Bienestar Religioso.
Estas tres pruebas son herramientas estándar de las ciencias sociales
para evaluar la intensidad, la severidad y la profundidad de la depresión y los
sentimientos de desesperanza y de satisfacción espiritual.
Grado de esperanza
La respuesta de los pacientes a la medicación que se utiliza para
tratar la depresión, definida como la reducción en un 50% de los síntomas
iniciales, puede variar en los pacientes psiquiátricos.
Algunos de éstos no responden en absoluto a los medicamentos. Sin
embargo, el estudio realizado demostró que, entre los sujetos estudiados,
aquéllos que creían con más fuerza en un Dios personal y atento a sus
necesidades tendieron a mejorar más que los demás participantes en las ocho
semanas de tratamiento analizadas.
Concretamente, los participantes en el estudio cuya puntuación en la
Escala de Bienestar Religioso estuvo entre las tres primeras fueron un 75% más
propicios que el resto a mejorar, a partir del momento en que empezaron a tomar
sus medicinas.
Los investigadores analizaron si la explicación para semejante mejora
podía relacionarse con el sentimiento de esperanza que caracteriza a la fe
religiosa. Pero el grado de esperanza, definido por los sentimientos y las
expectativas en el futuro y el nivel de motivación de cada individuo, no sirvió
para predecir la mejora que los pacientes sufrieron.
Ser supremo compasivo
Según declaró la investigadora Patricia Murphy, una de las autoras del
estudio, la respuesta positiva a los medicamentos para la depresión tiene poco
que ver con el sentimiento de esperanza asociado típicamente a las creencias
religiosas.
En realidad, para la superación de esta enfermedad, lo que parece
ayudar realmente es la fe en un ser supremo compasivo, asegura Murphy.
La investigadora añade que, aunque para la gente diagnosticada con
depresión clínica, la medicación juega un papel clave en la reducción de los
síntomas, los especialistas deben tener en cuenta el papel de la religión en
las vidas de sus pacientes.
Los resultados de este estudio, que han sido publicados en la revista
Journal of Clinical Psychology sugieren que las creencias religiosas podrían
resultar de gran importancia como recurso en la planificación de una atención
más efectiva de la depresión.
Religión y psicología
Éste no es el primer estudio que analiza la relación entre la
religiosidad y ciertos aspectos de la psicología humana.
A principios de 2009, otra investigación, realizada por científicos de
la Universidad de Miami, reveló que las personas religiosas tienen mayor capacidad
de autocontrol que las no religiosas y regulan de manera más eficiente sus
actitudes y emociones, con la finalidad de conseguir objetivos para ellos
valiosos.
Según los científicos, esto se debe a que ciertos rituales religiosos
–como la oración o la meditación- afectan a partes de la corteza del cerebro
humano que resultan claves en la autorregulación y el autocontrol. Por otro
lado, las religiones contribuyen al autocontrol porque proporcionan a los
individuos modelos claros de comportamiento.
Otras investigaciones realizadas en distintas partes del mundo han
demostrado que las personas más devotas tienden a tener un mejor rendimiento
escolar, a vivir durante más tiempo y, en general, a ser más felices.
FUENTE
TENDENCIAS.21
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